Los espacios donde los adultos mayores tienen viviendas individuales pero comparten espacios comunes ya son tendencia en Europa y Estados Unidos. En qué consiste este formato mundial que suma adeptos en la Argentina.
  • Es autopromovido, de iniciativa y diseño del grupo.
  • Es co-diseñado, con un enfoque intencional para favorecer la relación vecinal.
  • Existen zonas comunes significativas, que se comprenden como extensión de las viviendas (no de gestión externa).
  • Autogestionado, con organización colaborativa de las tareas comunes (comisiones).
  • No hay jerarquías, y los roles se reparten de forma natural.
  • La economía es privada, y las viviendas cuentan con todos los elementos que aseguran la independencia de los residentes.
  • En el imaginario colectivo las comunidades de senior cohousing (o jubilares) se asocian erróneamente a un cierto modelo derivado de las “residencias” de personas mayores: a menudo se confunden con “apartamentos con servicios”, “senior resorts” o “apartamentos tutelados”, donde no encontramos las seis características mencionadas anteriormente, principalmente en lo que se refiere a la autopromoción, autogestión y falta de jerarquía (suele haber “tutela” externa).
  • Tampoco el cohousing se define por su configuración arquitectónica, pero sí por su diseño social.
  • Realmente el cohousing se asemeja más a un pequeño barrio o a una comunidad de vecinas y vecinos bien avenidos (porque lo crearon con esa intención de vida colaborativa y mutualismo comunitario).
  • El proceso de creación de comunidad, previo a la creación del complejo exige metodologías participativas y herramientas de inteligencia colectiva. Y es que ese deseo de “formar parte” (= participación, en mayor o menor medida) es una de las grandes claves.
  • El cohousing es entorno físico y social que, construido de forma colectiva, facilita que esto ocurra.

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